viernes, 13 de enero de 2012

Eva y la tradición sumeria

Tablilla con escritura cuneiforme sumeria

Dentro de la cultura Sumeria es digno de notar como su mitología tiene claros elementos de la tradición hebrea. Por supuesto hay arqueólogos que, producto de sus limitaciones, consideran que esta relación es evidencia de que las creencias hebreas tiene su origen en las creencias sumerias, pero como buenos mormones, así como otros arqueólogos consideramos que tanto las creencias sumerias así como hebreas tiene sus raíces en culturas anteriores, como la tradición oral y escrita transmitida por Noé y Sem.
Cabe hacer notar que según la cronología bíblica, tanto Noé como Sem fueron contemporáneos a los sumerios, así como a los primeros  días de Abraham.
La creencia en Eva parece que estuvo presente entre los sumerios, por lo menos por dos elementos, el primero es el mito de la creación de la diosa Ninti, cuyo nombre significa literalmente “Señora Costilla”, que fue creada para calmar el dolor agudo que Enki tenía en su costado.
Es claro que se puede relacionar con Eva quien surge, metafóricamente, de la costilla de Adán. El nombre de Eva en Hebreo es hawwâh, deriva de hawah, respirar, vivir, viviente; el “ti” de Ninti significa tanto costilla como morar, vivir o hacer vivir. Tanto “costilla” como “hacer vivir” eran palabras asociadas, que tenían un sentido común, era una especia de juego de palabras.
De esta forma esta diosa tiene relación con la vida y con la costilla, llamada la “Dama de la Costilla” o la “Dama que deja vivir” (Samuel Noah Krammr, La Historia Empieza en Sumer, pág. 120).
Además de esta tradición se encuentra un poema, el cual dice:

“la doncella comió de lo que estaba prohibido; y la doncella, la madre del pecado, hizo lo malo; la madre del pecado tuvo una dolorosa experiencia”
 (Alfred Jeremias, Das Alte Testament im Lichte des Alten Orients, p. 99).
Inmediatamente pensamos en los elementos que en este poema se relacionan con lo que el relato de Génesis 3 o Moisés 4 no dice sobre Eva.
Esta doncella “comió lo que estaba prohibido”, así como Eva participó primero del fruto que Dios mandó no comer.
Esta doncella fue llamada “la madre del pecado”, similar a como Pablo se refiere a Eva: “y Adán no fue engañado, sino la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión” (1 Timoteo 2:14).
Al decir que esta doncella “tuvo una dolorosa experiencia”, nos parece referirse a la condición que ganó Eva de tener progenie con el dolor correspondiente.
No me cabe duda que si la arqueología pudiese escarbar y recuperar todos los registros antiguos lograría llegar a la conclusión que por fe tenemos hoy, de que la gloriosa madre Eva es la madre de todos los vivientes, compañera eterna de Adán.

Roberto

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